martes, 26 de agosto de 2008

VUELVE Y JUEGA

"Este gobierno está podrido". Esa expresión la escuché de una compañera de clase en una conversación casual de pasillo. Aunque el lenguaje es poco ortodoxo, resume lo que está pasando hoy en Colombia, además de que no es la única persona que piensa así.

Darío Arismendi, un reconocido y respetable periodista de Caracol Radio, inició su emisión de “6 AM Hoy por Hoy” del 26 de agosto, con un comentario editorial en el que expresa su angustia por la posibilidad de que “no solo sean dos años más, sino seis”.

Y es que nadie niega los buenos resultados de este gobierno en materia de seguridad e incluso en crecimiento económico (aunque ya los analistas tumbaron sus proyecciones para este año porque hay receso), pero tampoco se puede desconocer que ningún otro gobierno había estado envuelto en tantos y tan continuos escándalos como éste. No pretendo entrar en discusiones sobre si el gobierno es bueno o malo, ese concepto lo tiene cada sujeto como ser pensante, ciudadano en ejercicio de derechos y deberes y con ideologías políticas definidas.

Aquí el asunto es que cada vez con mayor frecuencia, el Gobierno Nacional resulta más enlodado y los poderes del Estado, por su parte, han perdido el respeto entre sí y terminan enfrascados en peleas, intrigas, enfrentamientos y acusaciones a veces sin argumentos, en ocasiones con el protagonismo de los medios de comunicación y muy pocas veces con pruebas reales.

Para seguir con los ejemplos, en la emisión del programa “Hora 20” de caracol Radio del 25 de agosto, uno de los panelistas afirmó que "en amplios sectores de la comunidad internacional Uribe es catalogado como el jefe del paramilitarismo en Colombia" y para rematar el ex fiscal Gómez Méndez, afirma que "en el país ese fenómeno no se desmontó, sino que se transformó y ahora lo que hay son bandas al servicio del narcotráfico", hechos todos de amplia discusión en diferentes entornos nacionales e internacionales. Pero aquí tampoco se trata de lanzar juicios sin pruebas o de prestar atención a acusaciones de personas tan poco queridas en el país y con una ideología guerrillera tan marcada como Piedad Córdoba, por ejemplo. Hay que ser prudentes.

Sin embargo, la gota que rebosa la copa es sin duda la última aparición de pruebas que vinculan a altos funcionarios de la Casa de Nariño con jefes del paramilitarismo en Colombia. No obstante y sabiendo la gravedad del asunto, lo que resulta realmente lamentable es que el jefe de estado salga a responder en los medios de comunicación con un tono paranoico y agresivo y pierda la prudencia que lo había caracterizado. Se le soltó la lengua al presidente, habló más de la cuenta y terminó haciendo lo que los colombianos NO esperaban de él.

Aquí, antes que defender a sus funcionarios el país esperaba explicaciones convincentes y acciones tendientes a aclarar la situación. Pero al señor presidente se le olvidó que entrar a la casa de Nariño, su casa, no es tan fácil y menos por los sótanos reservados para él y para altos funcionarios y que fue precisamente por esos mismos sótanos, por donde se desplaza la primera autoridad del país, que también entraron el abogado de un jefe paramilitar detenido y un ampón de los más peligrosos del país. Es tan grave el problema de falta de memoria del presidente, que no tuvo reparo en decir que "en Palacio atienden a todo el mundo"... ¡Como no! También olvidó el señor presidente que su secretario de prensa César Mauricio Velásquez, por ejemplo, no quiso atender a los periodistas de Noticias Uno el fin de semana del 24 de agosto en Medellín y que si un ciudadano colombiano desea o necesita hablar con el secretario jurídico de Palacio, debe esperar meses para hacerlo y que muchos, tendrán que conformarse con el intento.

Al parecer en Colombia, tanto las altas Cortes, como el ejecutivo y ni hablar del legislativo, perdieron la inteligencia. Se dedicaron a culparse, sabotearse e insultarse unos a otros, mientras el pueblo, la masa estúpida, los sigue eligiendo.

¡Qué pena! ¿Acaso alguien se ha preguntado cómo está quedando el país ante la comunidad internacional? Aquí el problema no es sólo interno, es de relaciones, apoyo y desarrollo. No olvidemos que la política mueve al mundo y que si los políticos dejan tanto que desear, seguramente pocos, por no decir nadie, de los que no están contaminados querrán hacer parte de esa “podredumbre”.