sábado, 2 de agosto de 2014

Extensión, docencia, investigación y gestión: plataformas de movilidad social

Por: 
Víctor Sánchez Montoya

La educación es la mejor plataforma de movilidad social. A lo largo de la historia, las naciones se han desarrollado en torno al conocimiento y la humanidad ha evolucionado gracias a que ha aplicado esos conocimientos en su propio beneficio.

La educación es un proceso continuo, permanente y transversal. Más allá del aprendizaje formal (en las aulas), el ser humano está en un proceso de constante adquisición de conocimientos, bien se trate de oficios, de formas nuevas de hacer las cosas, de tecnología o de relacionarse con el entorno.

En el ámbito formal, la educación como proceso asignado a las entidades educativas, pasa por momentos importantes de la vida de las personas y alcanza su punto máximo, cuando el sujeto es capaz de crear conocimiento nuevo. En este proceso, una serie de elementos deben conjugarse para que la educación evolucione, deje de ser solo una relación docente-aula-estudiante y se convierta en generadora de cambios en la sociedad.

¿Cómo lograrlo? La clave está en la correcta sincronización entre gestión-extensión – docencia – investigación.

Partamos de la base de que la educación debe ser coherente con el contexto. Esto implica una relación transversal con todos los elementos que componen el entorno (tanto en las aulas como en la sociedad). En ese orden de ideas, la educación debe ser pertinente, relevante y oportuna.

Entonces, el primer elemento que se debe tener en cuenta es el de la extensión, es decir, el rol social de la universidad, su proyección a la comunidad y su relación con el entorno para aplicar el conocimiento desarrollado en las aulas de clase.  La extensión implica (y necesita) una adecuada comunicación y diálogo entre los estamentos universitarios y entre la institución educativa y la sociedad.

Preparar a los estudiantes (futuros profesionales) para su interacción con el mundo, es tarea del segundo elemento constitutivo de la universidad: la docencia. Este componente también es transversal y tiene responsabilidad compartida. No se puede delegar en el maestro toda la responsabilidad sobre la adquisición del conocimiento. Al contrario, el docente debe ser un mediador que lleve al estudiante al descubrimiento de los saberes y a encontrar las soluciones para la resolución de problemas (ya sean generales o específicos de ciertas áreas).

Así mismo, conducir a los estudiantes a descubrir el conocimiento es una función de la universidad que debe estar mediada por la investigación. Este elemento implica la actualización de los saberes y la generación de conocimiento nuevo. El eje de la educación superior debe ser la investigación, como forma de leer el contexto, entender sus problemas y buscarles soluciones prácticas y aplicables.

Conjugar y equilibrar estos elementos (extensión, docencia e investigación), requiere una adecuada gestión educativa, que requiere planificación, establecimiento de objetivos, reflexión sobre la forma de aprendizaje, interacción de la universidad con la sociedad, proyección de la institución educativa en el medio en el que opera y evaluación.

Sin embargo, lo anteriormente expuesto no deja de ser un escenario ideal. Las bondades serían evidentes si se aplicara de forma permanente, coordinada y articulada. No hay duda de que si las instituciones de educación superior implementaran modelos en los que cada curso fuera una oportunidad de investigación y los resultados de estas a su vez, posibilidades de extensión, la sociedad tendría múltiples oportunidades de resolver sus problemas y generar nuevos desarrollos. No obstante, en la práctica es distinto. Los recursos resultan insuficientes, los esfuerzos generalmente son aislados y la mayor parte de las iniciativas de investigación terminan cuando el curso llega a su fin y los estudiantes han obtenido su nota final.

¿Qué hacer? Sin duda el panorama no es sencillo, las dificultades abundan y las políticas estatales no son claras (ni serias). Pero hay que empezar. Tal vez una buena estrategia sería implementar modelos de investigación transversales a varios cursos y desarrollados por varias cohortes. Esto podría propiciar procesos continuos que generen resultados aplicables al contexto (extensión) e implicaría cambiar la forma de enseñar en las aulas (docencia), dejando de lado el modelo de cursos individuales y aplicando una estrategia de enseñanza colaborativa en la que los grupos, saberes y experiencias se conjuguen.


Mucho debemos a las universidades y mucho podemos demandar de ellas todavía. En síntesis, todos tenemos un rol dentro de la educación superior, que implica docencia, investigación y extensión. La educación universitaria debe salir de las aulas, leer el mundo real, proponer cambios en la sociedad, generar conocimientos adecuados para atenderlos y aplicarlos. Hay una responsabilidad compartida, a partir de responsabilidades individuales. La educación no se detiene, pero necesita de iniciativa, apoyo y compromiso para evolucionar.