miércoles, 11 de junio de 2008

LA ACADEMIA ¿FORMA O DEFORMA?

En promedio, un ser humano pasa cerca de 20 años formándose para “tener un mejor futuro”. En esos 20 años pasa por una serie de peripecias que le generan en gran medida más angustias que placeres, todo porque “hay que estudiar”. Y es cierto, es necesario estudiar para que haya movilidad social y para que quienes tomarán las riendas del país en el futuro se habiliten para hacerlo.

Sin embargo, al parecer la academia se está quedando corta en este propósito, sobre todo en lo concerniente a la formación de profesionales íntegros, idóneos y éticos, con sentido social y responsables frente al mundo en el que se desenvuelven.

En el mundo entero, los ciudadanos comunes y corrientes, los de a pie, vemos cómo se mueven maquinarias maquiavélicas detrás de los esquemas de poder y cómo los líderes terminan sucumbiendo ante las mieles del reconocimiento.

Hoy casi nadie (por no decir nadie), confía en los políticos que dirigen el futuro de los países o, al menos, desconfían de la gran mayoría de ellos. Lo más grave del asunto es que casi nunca actuamos (en Colombia no lo hacemos) y dejamos que un escándalo vaya opacando otro, sin que eso nos afecte.

Ahora bien, hago alusión a la academia, porque es allí donde esas personas indeseables para los países (y todo lo que está dentro de ellos), se supone se han formado. Entonces se hace evidente que si bien muchas de nuestras academias son excelentes en la formación de profesionales conocedores de leyes, formulas, números y de todos los campos del saber, se rajan en la habilitación de seres humanos para ayudar a los seres humanos.

Pero además de las fallas y vacíos en la formación humana, es desconcertante que esos mismos “dinosaurios” deformados, sean los que ostentan el titulo de docentes en las universidades más prestigiosas. Eso lo único que genera es que la plaga se perpetúe, porque muy pocos logran abandonar esas escuelas de sometimiento, en las que hay que pensar como el profesor, para que este “habilite” al estudiante.

Y después nos quejamos de la “suerte” que tenemos. El problema no es actual. Durante siglos eso ha hecho la universidad, saca profesionales al “mercado laboral” semestre tras semestre y se lava las manos. Al parecer hasta ahí llega su responsabilidad, porque no se inmuta siquiera frente a los errores (horrores) que cometen sus pupilos.

La universidad debe tener una participación activa en los temas actuales del país. Si ella forma (o deforma), debe asumir esa responsabilidad y ponerse al frente de lo que muchas veces generó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como todo, en este tropical terruño, el asunto de la formación es tan subjetivo como relativo. Muchas veces, nosotros, los que ejercemos la docencia, atendemos ciertos impulsos para formar, pero en el camino, cierto grupo de estudiantes velan porque el microcurriculum deba dar giros inexperados, todo, gracias a otros docentes "llena tableros" que les han otorgado una "deformada" idea de la formación. Creo, si bien he leido tus líneas, que el asunto debe ahondarse sobre sus aspectos de eficacia, relevancia y pertinencia frente al contexto real que vive nuestro país. Insisto y quiero recalcarlo, es necesario introducir al estudiante en el background histórico de ciertas teorías y conceptos, pero su evaluación debe ir más allá del "qué esto" o "qué siginifica aquello" (de entrada el estudiante de comunicación adolece de una extraña particularidad: no reconoce la diferencia entre semiótica y semiología...algo inquietante si son los llamados a estructurar la eficiencia de un mensaje).
Creo que el estudiante debe reclamar, y debe reclamar desde sus necesidades obvias frente a su proceso formativo. Debe eso sí atender a una mediana estructura argumentativa, pues en el ejercicio de la dialéctica algunos profesores se los pueden llevar por delante por una simple "pataleta". Creo que el etudiante es el responsable de su formación, no porque la academia no provea los recursos suficientes para ello, tiene que ver más bien con la real gratificación que para su vida tiene formarse en un oficio. Nosotros, los docentes, no enseñamos, formamos, al menos yo no pienso, en ningún momento, otorgarle medias tintas al alumno frente a la definición de tal o cual asunto, el estudiante, desde su propia relación conativa con las materias debe aplicar y aplicar. Además, debe aplicar más y por último, volver a aplicar. Si ya es "aplicado"...la cosa es más sencilla.

Mauricio Velásquez.

Anónimo dijo...

Creo que el estudiante es quien se forma a medida que toma pequeños conceptos o ejemplos de aquellos que estan dispuestos a compartir un poco sus conocimientos, ( aunque en este mundo en el que vivimos todo es incierto ya que aquellos que enseñan tomas preferencias por clases sociales exepto aquellos que de verdad aman enseñar)aun asi el estudiante es que se forma asi mismo y decide lo que quiere generar en el mundo que lo rodea. Yo como estudiante estoy conciente que debo prepararme por mi cuenta armar mis propios conceptos aprender de las experiencias y plantear soluciones a medida que evolucionamos ya que estamos en un mundo cambiante y que cada dia evoluciona mas de prisa y es aqui donde encontramos la oportunidad de aplicar nustros propios conceptos.
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Te felicito por tu profesionalismo y la manera como expresas tus ideas, espero algun dia aprender un poco mas de vos y asi poder escribir un buen comentario.

Un abrazo.....................