jueves, 13 de noviembre de 2008

LA GUERRA: UNA AMENAZA PARA EL PERIODISMO

“En una guerra la primera sacrificada es la verdad”, “confunde y vencerás” y “en la guerra y en el amor todo se vale”, son expresiones que se escuchan con frecuencia y que expresan una poco alentadora realidad para la prensa en el mundo entero.

La labor de informar es infinitamente riesgosa porque siempre y necesariamente, aparece como poder en medio de poderes. Para nadie es secreto que la información y el uso que los comunicadores hagan de ella, sube al cielo o la lleva al infierno situaciones de las cueles somos responsables los periodistas. Pero cuando los medios pertenecen a ciertos sectores, se convierten en instrumentos para ejercer el poder, sin importar muchas veces dónde termina ese poder para que empiece la verdad.

Los periodistas tienen un compromiso con la verdad que se divide en 5 ejes: buscarla, encontrarla, aceptarla, defenderla y divulgarla. Esto no nos dice nada distinto a que la verdad es el principio básico del periodismo y de la investigación implícita en el ejercicio de la profesión. Sin embargo, en muchas ocasiones la labor periodística no llega siquiera a la búsqueda de la verdad, porque la autocensura aparece como el primer enemigo a la hora de ejercer “la profesión más bella del mundo”. No obstante, en la búsqueda de la verdad siempre se debe tener en cuenta que toda información, sin importar cuál sea, debe presentarse contrastada, contextualizada, no debe poner en riesgo la vida de nadie y ante todo, como principio universal, tiene que respetar los Derechos Humanos.

Si se mira bien es fácil observar que por el poder mismo que contiene la información, el periodista tiene un arma a su favor, ya sea para utilizarla en defensa propia si se ve amenazado o para acceder a mayores y mejores datos, porque en todo caso, la profesión de las “P”, las pistas, las pesquisas, la publicación, la presión, la prisión y hasta el panteón, también es la profesión del pueblo y del poder. Si bien la guerra es una amenaza, más que para el periodismo, para los periodistas, la prudencia y el buen periodismo terminan por convertir cada acción y cada publicación, en una herramienta para mejorar la vida de la gente, porque básicamente, los periodistas somos población civil y nuestro deber es estar con la gente.

Así las cosas, el periodismo bien hecho depende de la investigación, la rigurosidad y la prudencia, lo que determina que la búsqueda de la información no se limite sólo a escenarios particulares u oficiales, sino que recurra a otras fuentes para acceder a información diferente o cuando menos, a verificar lo que se nos dice.

Poniendo las cosas en otro escenario, es innegable que no pueden ser iguales ni los métodos, ni las fuentes, ni las estrategias para acceder a la información relacionada con el conflicto, a los utilizados para acceder a la información política, por ejemplo. Esto es cierto y parte desde el sentido común, porque en temas de conflicto y guerra los bolígrafos, papeles y computadores de las oficinas, son reemplazados por fusiles, balas y trincheras en barrios populares y zonas rurales. Es allí donde la lógica le dice al periodista que ante una pregunta inadecuada o mal planteada, puede recibir por respuesta un balazo. Lo propio pasa después de la publicación, pues en el periodismo “civil” se puede interpretar la información, mientras que en el periodismo de guerra, sólo se puede informar y, a veces, informar…

Las cifras de muertes y violaciones de los Derechos Humanos de los periodistas, son alarmantes (cada entidad tiene las suyas) y aquí aparece el principio del periodismo que nos dice que “no hay información superior a la vida del periodista”, como alerta para no meterse en lo que se sabe no se podrá controlar. Sin embargo, todo no es ni puede ser malo. El periodista, en esencia informa. Los problemas aparecen cuando se toma partido. La independencia y objetividad, no son sólo principios ideológicos de la academia. En muchos casos pueden ser la única arma para salvar la vida.

Esta profesión es de amores y desamores, de amigos y enemigos, pero sobre todo, es una profesión para la gente y esa gente está esperando siempre, información que les ayude a vivir mejor.

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